¿Cómo ejercitar la inteligencia emocional en

en posiciones de liderazgo?

Primero que nada debemos estar conscientes del impacto positivo o negativo que tiene la inteligencia emocional en un líder, sin importar la calidad o superioridad técnica, esta se puede ver altamente influenciada por la capacidad de administrar y canalizar nuestras emociones.

VISIÓN GENERAL

Para ejercitar la inteligencia emocional en una posición de liderazgo debemos trabajar en la “verdadera confianza en sí mismo”, este componente es clave porque nos da la habilidad para evaluar objetivamente a nuestro personal de manera abierta y honesta, entendiendo las diferentes capacidades de nuestro equipo, pero sobre todo nuestras limitaciones de tal forma que el líder maximice el potencial de su equipo en pro del objetivo y no buscando su redención. Dicho de otra manera, un líder con confianza no necesita estar en lo cierto ni ser el centro de la atención, su enfoque es hacer que todos hagan lo correcto, se da cuenta de que hay muchas personas que son más inteligentes, más rápidas y más elocuentes que él porque está cómodo logrando las metas y no luciendo su perfil.

Otro ejercicio clave es ejercer “humildad genuina”, aunque no lo quiera ser el líder, siempre es el centro de atención de su equipo, buscan en él una referencia de actuación, un ejemplo, y se fijan si el líder se ve accesible, proyecta que le importan las personas dándoles crédito por lo que hacen y si asume su responsabilidad cuando hay épocas difíciles, entonces estará demostrando que tiene los pies en la tierra porque está consciente que no es dios ni todopoderoso, es humano como cualquier otro.

Dos aspectos claves para mantener la salud colectiva de tus equipos:

Es natural que las personas nos veamos influenciadas positivamente por líderes emotivos que proyecten fortaleza y alegría, estableciendo los valores, cultura y expectativas para toda la organización, en pocas palabras es quien nos pone el ritmo, quien nos da el ejemplo. Un caso relevante y lamentable ejemplo es el presidente de Ucrania, quien a pesar de estar en clara desventaja suma un poderío difícil de dimensionar al ejército Ucraniano que ni siquiera Rusia supo calcular.

En conclusión, la inteligencia emocional de un líder debe estar igual de afilada que la inteligencia racional, el balance de ambas le dan la capacidad de otorgarle autoridad de mando y al mismo tiempo motivarlos para ejecutar tareas difíciles que se hacen llevaderas por estar altamente motivados. Usando la misma analogía de la guerra, vemos como los soldados ejecutan actividades donde pueden perder lo más valioso que tienen, la vida; sin embargo, la ponen a disposición de su líder porque este les dio dirección, motivación, ejemplo, pasión y se mostró siempre humilde al reconocer responsabilidades al mismo tiempo que elogia la valentía de los suyos. 

No descuidemos desarrollar y trabajar la inteligencia emocional en nosotros y nuestros equipos, si se logra un creciente colectivo en este aspecto estaremos creando una cultura que a la larga se convertirá en una ventaja competitiva.

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